La neurosis te habita, siento decírtelo así, pero no te quiero engañar, querida, querido, queride. Algún que otro psicoanalista atribuye a Freud una frase que viene a decir algo así como que la neurosis es la religión particular de cada uno. Y así lo creo. La neurosis es una construcción que hacemos a nivel consciente o inconsciente para transitar por la vida como vamos pudiendo.
También, y creo que como consecuencia lógica, nos habita una especie de empujón muy fuerte que nos pone en marcha para la búsqueda de una solución a esto. Esta búsqueda trata, por supuesto, de aliviar el sufrimiento, es una cuestión de regulación. La regulación es intrínseca al ser humano, si tenemos mucho calor vamos a buscar cómo bajar nuestra temperatura, lo mismo que si estamos ansiosos vamos a buscar relajo.
La cuestión es que cuando tenemos calor es porque la temperatura es alta y las formas de refrescarse no siempre son inmediatas ni definitivas. Si vives en el desierto, buscas la forma de construirte una casa que te aisle del calor, eso no se hace en dos días ni dura para siempre sin hacer reparaciones y mantenimiento. Hoy en día, el sufrimiento, además de ser desagradable de por sí, está muy mal visto y parece que hace calor porque nosotros lo provocamos, porque nos acercamos demasiado al sol. Es por ello que nos enfocamos a la búsqueda de regulación como si de una solución final se tratara. A nadie le gusta estar depresivo, vivir con angustia, sentirse fuera de todo, vivir tímidamente o morirse de la envidia. Quizá sea por esto que somos tan fáciles de engañar en cuanto a soluciones para ello se refiere.
Lo cierto es que vivimos en un momento de extrema vigilancia hacia nuestros estados internos y de máxima tolerancia al malestar social. A nuestro alrededor y a nivel colectivo las cosas están hechas un cristo, hace muchísimo calor en nuestro pueblo, joder, pero no toleramos estar ansiosos ante la incertidumbre y nos lanzamos locamente a la búsqueda de soluciones finales para nuestra neurosis que nos tranquilicen de una vez y para siempre. No digo que no podamos lamentarnos, me encantan los lamentos, digo que si las cosas están hechas un cristo lo lógico es estar jodida y que a parte de mirar para dentro, hay mucho trabajo que hacer fuera. Es necesario encontrar un equilibrio entre lo que tiene que ver conmigo y yo puedo cambiar sola y lo tiene una dimensión social y política. Es necesario aceptar, por mucho que duela, que las cosas no se arreglan visualizando.
De lo contrario acabamos en manos de los gurús del positivismo, ya sean psicólogos, coaches, motivadores o conferenciantes que nos van a dar un enfoque manipulado y burdo de lo que nos pasa. Seguramente estos personajes nos van a recomendar proyectarnos y visualizar lo que queremos conseguir, nos van a decir lo que queremos escuchar y van a provocar la ilusión de encontrar una solución final a todo este sufrimiento, al menos durante un par de días, hasta que me vuelva a llegar la factura de la luz y me de cuenta de que no puedo encender la calefacción porque no cobro lo suficiente para calentar mi mierda de piso.